De todos los conceptos desarrollados por Nietzsche, la domesticación es uno de los conceptos centrales para comprender el diagnóstico que el filósofo alemán realiza respecto a la civilización occidental. En un primer momento es posible observar que Nietzsche desarrolla su argumentación a partir de la exposición de los impulsos salvajes que cada uno de los hombres posee y que son capaces de someter unos a otros: la fuerza de los fuertes sobre los frágiles. Para Nietzsche, el inicio del proceso de civilización se da cuando es posible a través de diversas técnicas y dispositivos de captura, domesticar los impulsos salvajes presentes en los hombres. Los responsables por ese proceso, según Nietzsche fueron: Sócrates, Platón y el pensamiento judeocristiano, a partir de la fundamentación apostólica de Paulo de Tarso.
De esta forma, el proceso de civilización provoca la decadencia del hombre, expresado por el pensamiento moderno domesticador, profanador y desencantador del mundo. A su vez, la civilización se ayudó de técnicas crueles capaces de realizar la memorización de reglas y normas de conducta o lo que es considerado moralmente aceptado por los hombres, a través de la culpa, coacción y autopunición, de aquellos que no conseguían mantenerse bajo control sus impulsos naturales considerados irracionales. Este proceso acaba por producir un malestar en la civilización, enfermedad del espíritu y productor del resentimiento o mala consciencia.
