La integración vertical se refiere al grado de control que una empresa en particular tiene sobre sus insumos o en la distribución o uso de los productos y servicios que producen. La integración vertical se dice completa cuando la empresa tiene el control total sobre sus factores de producción o en la distribución o uso de los productos y servicios que producen. Por lo tanto, la integración vertical puede ser entendida con la progresión de la empresa en su cadena de valor.
La integración vertical puede tomar dos tipos:
- Integración vertical aguas arriba: cuando la progresión del control se produce en una dirección hacia atrás de la cadena de producción, es decir, hacia el sector que produce los insumos utilizados por la empresa;
- Integración vertical aguas abajo: cuando la progresión de control se realiza hacia el frente de la cadena de producción, es decir, hacia el sector que controla la distribución o transformación de bienes y servicios producidos por la empresa.
Hay varias ventajas que pueden derivarse de la adopción de una estrategia de integración vertical, incluyendo:
- Mayor control sobre la calidad, los plazos y la cadencia de entrega, etc. de los insumos;
- Mayor control sobre la distribución de los bienes y servicios producidos y de los miembros del servicio post-venta;
- Aumento del poder de negociación frente a los proveedores o clientes en función del proceso de integración para aguas abajo o aguas arriba;
- Beneficios asociados a las economías de escala y ahorro de costes, proporcionando insumos o la distribución de los productos;