La Ley Sherman (o Sherman Antitrust Act) es una de las leyes antimonopolio norteamericanas. A pesar de los monopolios ser considerados ilegales bajo la ley común ya en el siglo XIX, desde cierto punto estas leyes comenzaran a resultar ineficaz en la cara de las fusiones y fideicomisos (o trusts) que sin embargo comenzaron a surgir. Fue en este contexto que en 1890 se aprobó la Ley Sherman, que prohibió la monopolización de cualquier línea de negocio y la combinación o conspiración para restringir la actividad económica.
La falta de claridad acerca de qué acciones se deberían considerar como ilegal, hizo que en 1914 se aprobara una nueva ley: la Ley Clayton Antitrust.