Se entiende como pasivos de corto plazo (también llamados pasivos corrientes) pasivos (o deudas) o de una entidad cuyo plazo de responsabilidad (o madurez) es inferior a un año. Técnicamente, el término de un año se puede extender a las empresas cuyo ciclo operativo es superior a un año (por ejemplo, una empresa de la industria de la construcción y la industria de la construcción naval).
Generalmente se incluye en las deudas de corto plazo la deuda a los proveedores, el emprestamos de corto plazo concedido por las autoridades financieras y la deuda corriente del Estado.
La importancia de separar los pasivos y pasivos de corto plazo y pasivos a largo plazo radica en sus diferentes implicaciones en términos de liquidez y efectivo. Mientras que los pasivos de corto plazo tienen una participación directa en los niveles de liquidez de la entidad, los pasivos a largo plazo tendrán consecuencias sobre la liquidez, pero sólo un horizonte de tiempo más largo.