Para Fiedler es muy difícil para un gestor alterar el estilo de gestión con el que ha tenido éxito. Así, ya que los estilos son relativamente inflexibles y ya que ningún estilo es apropiado para todas las situaciones, la performance eficaz en un grupo solo se pode alcanzar intentando adaptar al gestor a la situación o cambiar la situación de modo a encajar en el estilo del gestor.
Fiedler midió el estilo de liderazgo en una escala que indicaba “el grado en el cual un hombre describía favorable o desfavorablemente a su co-trabajador” (least preferred co-worker – LPC). Los líderes que clasificaban al colaborador menos preferido de una forma muy negativa, obtienen una clasificación baja en la escala LPC (eran líderes con un estilo orientado para el control de las tareas y menos preocupados con las relaciones humanas). Los líderes que clasificaban de una manera más positiva a su co-colaborador menos preferido, obtenían una puntuación elevada en la escala LPC (su estilo tiende a ser permisivo y orientado para las relaciones humanas).
Fiedler también identificó tres situaciones de liderazgo o variables que ayudaban a determinar cuál era el estilo de liderazgo que sería eficaz:
- Relaciones líder-miembro: el grado en que el líder es apoyado por los miembros de su equipo y el grado de amistad de las relaciones.
- Estructura de las tareas: el grado en que las decisiones son verificables, los objetivos de las tareas y las soluciones para los problemas son claros y los procedimientos de trabajo son especificados.
- Posiciones de poder: el poder que está a disposición del líder en su posición formal.