El Fatalismo Ruso es una forma de hacer frente al resentimiento presentado por Friedich Nietzsche en el libro, Ecce Homo. Según éste, si el individuo resentido no posee afectos diversos que le influyen al punto de disminuir el foco en aquello que le genera resentimiento y sentimiento de venganza, puede hacer uso del ejemplo de fatalismo ruso. En ese caso, prevalece la lógica prudencial, cuya expresión terapéutica determina la convalecencia, pues la revuelta en nada ayuda ni es benéfica. Explica el propio Nietzsche:
Contra eso el enfermo tiene apenas un gran remedio – yo lo llamo fatalismo ruso, aquel fatalismo sin revuelta, con el cual el soldado ruso para quien la campaña se vuelve muy dura finalmente se tumba la nieve. Absolutamente nada más en sí aceptar, acoger, tragar – no reaccionar más absolutamente. […] La gran sensatez de ese fatalismo, que no siempre es coraje para la muerte, sino conservación de la vida en las circunstancias vitales más peligrosas, es la disminución del metabolismo, su retardo, una especie de voluntad de hibernación. Algunos pasos frente a esta lógica y tenemos el faquir que durante semanas duerme en un túmulo. […] Porque nos consumiríamos muy rápidamente si reaccionásemos, no reaccionamos más: esta es la lógica (ECCE HOMO, 1995, p.30).
Nietzsche trae tal alternativa contra el resentimiento, pues considera que el pensamiento cuando se encuentra extenuado por la presión sufrida por la enfermedad, reaccionar, bajo la forma de descargas vengativas, significa disiparse. La sabiduría del fatalismo propone lo contrario, porque cuando las energías estuvieran vigorizando las descargas pueden ser sentidas, pero deben ser prohibidas como afectos superfluos, como superados por el enfermo. De esta forma, reconocer como algo por debajo de sí, el deseo de venganza, representa la prueba del retorno de la fuerza, la transición para una nueva salud.
La desactivación del deseo de venganza como mecanismo de cura es efectiva cuando no haya más revuelta contra aquello que lo incomoda, lo irrita, lo hiere; cuando sea capaz de no permitir que aquello a lo que está expuesto es vulnerable, envenene. Es posible, con la llama del autodominio y principalmente con el ejemplo de fatalismo ruso superar los afectos del resentimiento, porque esos dos elementos ratifican el amor fati. Y eso representa el reconocimiento del valor del instante vivido, del amor por la vida que se vive.
References:
NIETZSCHE, Friedrich. Ecce Homo. Trad. Lourival de Queiroz Henkel. Rio de Janeiro: Ediouro.1985.
GIACÓIA, Oswaldo. Nietzsche O humano como memória e como promessa. Petrópolis: Vozes, 2013.