Quién fue Susana
Susana fue un personaje bíblico presentado en el Libro de Daniel, en el Antiguo Testamento. Susana era una mujer rica y de gran belleza, casada con Joaquín, que figuraba entre exiliados judíos en Babilonia. Entre los frecuentadores de la casa de Susana había dos ancianos que habían sido nombrados jueces. Obcecados por la belleza de Susana, deciden intentar seducirla. En una tarde cálida se escondieron en el jardín de la casa de Susana cuando ella se preparaba para tomar baño. Sorprendida, Susana manda a los ancianos fuera y pide a las criadas que cierren los portones. Pero los dos ancianos corren hacia ella y le dicen: “Escucha, las puertas del jardín están cerradas, nadie nos ve y nosotros te amamos; deja, por lo tanto, que nos acostemos contigo”. Amenazándola, le dijeron que si ella se negase, dirían que ella mandó fuera a las criadas para poder encontrarse con un joven en aquel lugar escondido.
Susana sabía que todos iban a creer a los dos ancianos y que el castigo por el adulterio sería la muerte. Pero, aún así, Susana no cedió a la amenaza y se negó. Comenzó entonces a gritar muy alto, lo que llevó a que los ancianos empezasen a hacer acusaciones contra ella. Al día siguiente es llevada a juicio, el cual se realiza en su propia casa y en presencia de la Asamblea de la Comunidad. Durante el juicio, los ancianos dicen haber visto a Susana con un hombre tan fuerte que se les escapó cuando lo intentaron atrapar. Creyendo en los ancianos, la comunidad decide condenar a Susana a muerte.
Susana recurre entonces a Dios y le pide ayuda. Cuando estaba siendo conducida para ser ejecutada, Dios inspira a Daniel, en aquel momento un muchachillo, para que fuese en su defensa. Daniel manda entonces separar a los ancianos y pregunta a cada uno de ellos debajo de qué árbol Susana había cometido su pecado. El primero responde “debajo de un lentisco”, mientras el segundo responde “debajo de un roble”. Daniel consigue así convencer a la comunidad de que Susana era inocente y condenan a los dos ancianos a la misma muerte que estos habían planeado para Susana.
Todos quedaron felices con la inocencia de Susana y a partir de ese momento Daniel adquiere una gran reputación entre todos los judíos exiliados.
