Concepto de Espíritu Santo
En el dogma cristiano (ver cristianismo), el Espíritu Santo corresponde a la tercera persona de la Santísima Trinidad (que incluye también a Dios padre y Dios Hijo), representando al Dios Omnipotente. El Espíritu Santo es consubstancial y coeterno con el Padre y con el Hijo, aunque procediendo, según la teología occidental, de ambos. La doctrina del Espíritu Santo representa, en particular, la experiencia cristiana del poder inspirador y santificador de Dios.
Los fieles creen que el Espíritu Santo tenga algunas funciones específicas en su vida y en la vida de la Iglesia, entre las cuales:
- Condena el pecado, convenciendo a los pecadores tanto de la pecaminosidad de sus actos como de su posición moral de pecadores antes Dios;
- Convierte, a través de su acción a los no creyentes a la fe cristiana; el nuevo creyente pasa a ser llamado nacido nuevamente en el Espíritu;
- Habita individualmente en cada uno de los cristianos, habilitándolos a vivir una vida correcta y creyente;
- Inspira a los autores de las Escrituras y ayuda a los cristianos y a la propia Iglesia a interpretar esas mismas Escrituras.