Hesíodo fue un poeta griego que vivió a mediados del siglo VIII a.C. en Beocia, región central de Grecia. A pesar de no saberse mucho sobre su vida y sobre su actividad, sobrevivieron algunas de sus obras escritas en jónico, como «Los trabajos y los días», «El escudo de Heracles» y «Teogonía», en las cuales Hesíodo enaltece las virtudes de la justicia. Junto con la «Ilíada» y la «Odisea» de Homero, son los principales y más antiguos documentos literarios de la Grecia Antigua y constituyen fuentes esenciales de sus costumbres, cultura, tradiciones y religión.
En su obra «Teogonía», un poema con 1022 hexámetros, Hesíodo hace su primer intento de sistematización del patrimonio mítico-religioso de la antigüedad, haciendo una interpretación del origen del mundo y de los dioses. Según Hesíodo, todo gira en torno a los dioses, cuya voluntad las personas son obligadas a aceptar. Lo que mueve a los dioses es su amor a los hombres y al mundo. La emulación (Eris), la virtud (Arete) y el respeto (Aidos) constituyen el orden moral del mundo.
En «Los trabajos y los días» Hesíodo intenta demostrar, a través de mitos, fábulas y proverbios, que la única salvación posible reside en el trabajo permanente, en la rectitud y en la fe, en un orden divino y justo garantizado por Zeus. El trabajo, que es entendido como actividad con significado moral y religioso, otorga dignidad al hombre y lo incluye en el sistema ordenado de la justicia.