Los homínidos (Hominidae) constituyen una familia del orden de los Primates que engloba el orangután (género Pongo), el gorila (género Gorilla), el chimpancé (género Pan), y todas las especies del género Homo. La única especie patente (que ocurre en el presente) del género Homo es el hombre (Homo sapiens sapiens). Todas las restantes especies pertenecientes a este género son especies ya extinguidas. De estas especies existen restos fósiles que fueron encontrados y recogidos a lo largo de los dos últimos siglos. Entre esos restos, se encuentran huesos o restos icnofósiles, como pisadas, o vestigios culturales, como utensilios fabricados por los pueblos pertenecientes a algunas de esas especies.
Tradicionalmente, la clasificación de la familia Hominidae incluía apenas el género Homo. Sin embargo, con base en datos moleculares, esta familia fue ampliada a parte de los grandes antropoides.
Los orangutanes, los gorilas y los chimpancés son animales generalmente incluidos en el grupo de los ‘grandes antropoides’, y comparten un antepasado común relativamente reciente con el hombre. Pero, hasta hace cerca de 6 a 8 millones de años atrás los antepasados directos del hombre no surgieron en África, cuando un determinado grupo de primates se separó en dos. Este grupo se ramificó en el linaje que dio origen al chimpancé y en el linaje que dio origen al hombre (género Homo).
El género Homo
El hombre moderno es la única especie perteneciente a este género que ocurre en el presente. El género Homo se distingue de los restantes primates por la reducción del prognatismo (avance de la mandíbula inferior en relación a la superior, como se verifica en los simios), reducida dentición y aumento de la capacidad de la caja craneal (por lo menos de 600 centímetros cúbicos). Existe también la capacidad de producción de utensilios y herramientas, concretamente, por el desarrollo de un pulgar oponible (movilidad del pulgar independiente de la de los restantes dedos de la mano) que permite agarrar objetos. Ocurre también en este grupo el desarrollo de formas de comunicación más complejas y de lenguaje oral, característica que es evidenciada por el molde de la cara interna de la caja craneal.
Existen diversas especies reconocidas dentro del género Homo, como por ejemplo, el Homo habilis, H. ergaster, H. rudolfensis, H. heidelbergensis, H. erectus, H. antecessor, H. neanderthalensis e H. sapiens.
Fueron también recientemente identificados en Rusia restos fósiles del hombre de ‘Denisova’. Análisis genéticos lo posicionaron taxonómicamente entre el hombre de Neandertal y el hombre moderno. Se cree que esta forma podrá haber surgido a través de cruzamientos entre el H. antecessor y el H. heidelbergensis.
Homo naledi
Muy recientemente (Septiembre de 2015), los investigadores anunciaron la identificación de otro antepasado más del hombre, el Homo naledi. Los restos de este antepasado pertenecen a quince esqueletos y fueron recogidos en diversas grutas, en África del Sur. De acuerdo con los restos encontrados, el Homo naledi tendría cerca de metro y medio de altura, piernas largas y pies semejantes al hombre. Sin embargo, la constitución de los hombros denota una mayor capacidad para subir a los árboles. La capacidad craneal de estos individuos se revela inferior a la del hombre.
Evolución de los homínidos
Se creía que los homínidos evolucionaron a partir de un primate ancestral arborícola (que habitaba en los árboles) y que vivía en los bosques africanos, alimentándose principalmente de hojas, frutos y semillas, hace aproximadamente 6 millones de años atrás.
Debido a la aparición de nuevas presiones selectivas, incluyendo presiones climáticas y ambientales, parte de este grupo habrá dejado de vivir en los árboles y se habrá adaptado, a lo largo de la evolución, a los hábitats abiertos de las planicies africanas, donde una gran variedad de herbívoros constituía una nueva fuente de alimento. La vida en la planicie permitió el desarrollo de las principales características del género, como la postura bípeda, que también favoreció la expansión de la caja craneal. Estas adaptaciones facilitaron la liberación de los brazos y de las manos para el desarrollo de otras tareas, como cargar a los hijos, lo que habrá contribuido para el desarrollo de los cuidados parentales.
La capacidad de fabricar herramientas y el aumento de la agudeza visual, habrán sido otras de las características seleccionadas a lo largo de la evolución del hombre moderno que le permitirán sobrevivir en la planicie abierta y le habrán también ayudado en las tareas relacionadas con la caza.
References:
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