El ácido abscísico es una hormona vegetal y aparece en las plantas vasculares, en algunas briófitas y está presente en algunos hongos. Es sintetizado en cualquier célula que tenga cloroplastos o amiloplastos, utilizando la vía de los terpenos. Su transporte, normalmente, está asociado al floema. Entre sus efectos destacan la promoción de la tolerancia a la desecación en el embrión y promueve la acumulación de sustancias de reserva en la semilla. Por otro lado, en respuesta al estrés hídrico, induce al cierre de estomas, promueve el crecimiento de la raíz e inhibe el crecimiento del tallo.
A los reguladores de desarrollo vegetal se les da el nombre de hormonas vegetales, o fitohormonas. Son sustancias orgánicas, producidas por la planta, distintas de los nutrientes y que actúan en concentraciones muy bajas. Generalmente se encuentran asociadas a otros compuestos orgánicos, permaneciendo inactivas. Estas sustancias, después de disociarse de esas moléculas están en su forma activa y funcionan como mensajeros químicos, interactuando con proteínas específicas en diversos lugares de la planta, y no aquellas en que van a actuar siendo después transferidas para los lugares objetivo. Los primeros estudios sobre estas sustancias y su descubrimiento procede de la cuestión de cómo esas plantas responden a los estímulos y de cómo esa información se procesa en su interior. Para tal, contribuyeron mucho los estudios de Charles Darwin, que llegaron a la conclusión que habría moléculas mensajeras vegetales que aseguraban una red de información y respuesta a los varios estímulos exteriores. Fueron estas las bases para el descubrimiento del primer grupo de hormonas, las auxinas.
Existen actualmente cinco grupos de fitohormonas principales: auxinas, giberelinas, citocininas, ácido abscísico y el etileno.
