Las limitaciones del Fordismo se hicieron visibles a mediados de los años 70, cuando la crisis del petróleo de 1973 y la recesión económica de 1974 resultaron en una suspensión abrupta del crecimiento económico y de la estabilidad social. Esta crisis de acumulación de capital representó la transición para el Posfordismo, que representó una nueva fase del desarrollo capitalista.
Los nuevos arreglos institucionales incluyen la globalización acelerada, el papel creciente del Estado en el equilibrio de la producción con el consumo, en la reestructuración del proceso de producción, y en la emergencia de corporaciones globales enormes e instituciones financieras que ejercen control sobre los intercambios comerciales, compañías domésticas y numerosos Estados naciones. A pesar del consenso sobre la transición, existe un debate considerable entre científicos sociales sobre la caracterización de esta nueva forma de organización social.
En contraste a los que caracterizan al Posfordismo como una corporación global dominante, otros escolásticos entienden esta transición creando una forma más flexible de organización económica y una creciente individualización y pluralización de los estilos de vida. Existe también un considerable debate sobre si el Posfordismo representó una transición histórica relativamente a las tendencias anteriores. No obstante, ciertos académicos disputan las generalizaciones en la teoría posfordista que niegan los procesos causales complejos y heterogéneos, subsumiendo esas diferencias en un determinado modelo económico globalizado.
Una dimensión de este debate, que ha sido objeto de una considerable investigación empírica, es el uso de la información en el control de los procesos de manufactura. El Posfordismo sostiene que el acceso a la información crea la capacidad organizacional para el análisis inmediato de los datos esenciales a las decisiones que conciernen la flexibilización de la manufactura, la manufactura de los productos especializados y la coordinación de intereses corporativos diversos. Al mismo tiempo que ciertos agrupamientos sugieren que la información acelera la descentralización y la autonomía en los niveles jerárquicos más rudimentarios, otros argumentos sugieren que el acceso a la información contribuye para la centralización. Estas perspectivas han sido criticadas puesto que representan una lógica binaria, conceptualizada en términos altamente abstractos, y porque fallan en dar atención explícita al tipo de información usada, la localización de la información en la jerarquía organizacional y cómo es usada en la toma de decisiones.
A pesar del acuerdo en algunas áreas, existen debates por solucionar en la literatura sobre el Posfordismo. La resolución de estos debates requiere teorías específicas sobre las contingencias (históricas o geográficas, por ejemplo) que incorporan en su seno la actividad económica tanto en el plano social como corporativo.
References:
Harvey, David (1990), The Condition of Postmodernity, Cambridge, Blackwell.