Para quien está argumentando, un argumento deductivo consiste en un argumento deductivamente válido, es decir, que garantiza la verdad de la conclusión, siempre y cuando sus premisas sean válidas. Este punto puede ser expresado diciendo que, en un argumento deductivo las premisas sustentarán fuertemente la conclusión a tal punto que será imposible que la conclusión sea falsa. Un argumento en el cual las premisas tienen éxito en garantizar la veracidad de la conclusión, es considerado deductivamente válido. Si un argumento válido posee premisas verdaderas, entonces el argumento es indiscutible. El nombre deductivo se refiere al proceso de establecer un argumento deductivo, o al proceso de raciocinio lógico que puede ser reconstruido como argumento deductivo.
He aquí un argumento deductivo válido:
El vaso está hecho de vidrio;
– El vidrio se rompe cuando cae;
– Luego, si se cae, el vaso puede romperse.
He aquí un argumento deductivo válido y sólido:
– El perro de Juan nunca me ladró;
– La próxima vez que vea al perro de Juan, el perro no me ladrará.
El argumento deductivo es diferente del argumento inductivo. Un argumento inductivo se caracteriza simplemente por poder establecer o aumentar la probabilidad de su conclusión. En este tipo de argumento las premisas son intencionadas y fuertes, pero su solidez sólo vuelve improbable la falsedad de la conclusión, y no irrefutable. Así, el grado de éxito de un argumento inductivo es una cuestión de grado, al contrario del argumento deductivo, pues un argumento deductivo o es válido o inválido, pero no es más o menos válido. El término inducción se refiere al proceso de avanzar con un argumento inductivo, o reconstruir un raciocinio lógico como argumento intuitivo.
La diferencia entre los dos tipos de argumentos no deriva solamente de los términos usados en las proposiciones, parte también de la relación que el autor del argumento atribuye entre las premisas y la conclusión. Si el autor del argumento cree que la verdad de las premisas establece definitivamente la verdad de la conclusión, entonces el argumento será deductivo. Pero si el autor del argumento duda que la verdad de las premisas establezca indiscutiblemente la verdad de la conclusión, aunque crea que la verdad de las primeras garantiza una buena base para la conclusión de la última, estaremos ante un argumento inductivo.
References:
Rosenberg, Alex (2012), Philosophy of Science: A Contemporary Introduction, London, Routledge.