Avicena

Exposición de algunas ideas presentes en la filosofía de Avicena

Ibn Sina, nacido en 980 y fallecido en 1937 E.C., más conocido por Avicena en occidente, fue un importante filósofo islámico. Sus escritos se consagran en la tradición filosófica islámica, como de los más sistemáticos y sofisticados, ejerciendo igualmente una profunda influencia en la filosofía posterior, a pesar de que el núcleo sustancial del pensamiento de Avicena ya se encuentre incluido en Alfarabi.

Una de las ideas más notables que encontraremos en su filosofía nos remite a la noción de Ser como siendo por encima de toda la intuición del alma. Ese ser puede ser conocido sin la mediación de otro concepto, y definirlo es un ejercicio esencialmente circular. Incluso una “cosa”, coigual en la extensión del ser, presupone el Ser y no puede ser explicada sin la presencia de un pensamiento circular. Por consiguiente, el concepto de Ser es general y su contrario es leído como el nada absoluto.

En cuanto a la relación entre esencia y existencia, deben ser distinguidos tres contextos en los cuales esencia y existencia se encuentran en una relación:

  • El primero es el contexto lógico, donde cualquier definición corresponde a una esencia de donde se excluye la existencia, como en la definición de león, por ejemplo, cualquier propiedad que no pertenezca a la definición de león es inmediatamente eliminada, aun cuando la propiedad sea la definición de “universal”, pues a pesar de la definición de león en la capacidad esencial ser universal, esa misma definición es aplicada a varios leones, por lo que el ser universal no es lo que convierte a un león en león.
  • El segundo es el contexto metafísico: la esencia y la existencia son inseparables en las cosas individuales, y así, aunque la “existencia” y “unicidad” sean distintas del significado de león, acaban por pertenecer metafísicamente a lo que convierte un león en este león, por lo que no son cualidades dichas accidentales en la sustancia de león.
  • El tercero es el contexto teológico: en la secuencia intelectual de Alfarabi, Avicena dividió los seres en seres que, no obstante, son seres posibles en sí o seres necesarios en sí. En la factualidad de un ser posible en sí, nos encontramos con la contingencia de ese mismo ser y es posible que no exista o deje de existir. Sin embargo, en el caso de un ser necesario en sí, la hipótesis de que no exista es impensable. Siguiendo esta línea de raciocinio, para Avicena Dios es el ser que concede la existencia a todos los seres contingentes, y a pesar de que la existencia sea una característica fundamental a la sustancia de una cosa, es una cualidad accidental.

Avicena prolongó en sus meditaciones el esquema de Alfarabi relativo a la doctrina de la emanación: si el alma es conocida como una emanación del intelecto activo, entonces tiene una función intermedia entre el ser humano y Dios, y de esta relación resulta la posibilidad del humano conocer y alcanzar la iluminación. Este intelecto activo es para Avicena la causa de la existencia del alma humana: supuestamente el cuerpo humano no consigue, considerando que es un mero cuerpo, producir la propia alma; pues un cuerpo no actúa en la medida en que es un cuerpo, pero sí a través de sus poderes. Pero estos poderes no son aún los poderes que producen el alma humana, pues son corpóreos, mientras que el alma humana es inmaterial: lo corpóreo nunca puede ser la causa de lo incorpóreo, puesto que lo que se sitúa a un grado más rudimentario de existencia, es incapaz de generar lo que es pura altura.

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References:

Davidson, Herbert A. (1992), Alfarabi, Avicenna, and Averroes, on Intellect, Oxford, Oxford University Press.

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