Las teorías sobre el altruismo que subrayan el detrimento del Yo en favor del Otro, derivan tanto de fuentes evolucionistas como culturales.
He aquí uno de los hechos inherentes a la gran parte de la conducta humana: los padres se sacrifican por los hijos; la compartición y donación son universales; el humano ayuda al prójimo en momentos de desesperación, da sangre y llega incluso a donar sus órganos para que un extraño viva. En casos excepcionales, como en la Segunda Guerra Mundial, para su propio riesgo, determinados individuos escondieron a los judíos de los nazis; o también, el ayuno voluntario que llevó a la muerte por hambre de algunos miembros del IRA en 1981.
Las teorías sobre el altruismo que subrayan el detrimento del Yo en favor del Otro, derivan tanto de fuentes evolucionistas como culturales. A medida que la evolución darwinista es comúnmente planteada como la lucha competitiva por la supervivencia, por otro lado las teorías desarrolladas desde la década de los 60 demostraron que el altruismo es no sólo una presencia fuerte en el contexto del parentesco, sino también entre individuos no relacionados por afinidad, y que estas expresiones de solidaridad son favorecidas por la selección natural bajo determinadas condiciones. El altruismo en el contexto del parentesco sobresale en comparación al segundo caso, puesto que los relativos poseen una inmensa probabilidad de heredar los genes que conducirán al comportamiento desinteresado. Esto significa que la pérdida de aptitud por parte del altruista sea contrarrestada por el beneficio de su relativo, puesto que los genes que predisponen a los individuos al altruismo serán favorecidos y diseminados por la población.
Sin embargo, este análisis falla explicando el altruismo entre extraños, puesto que prevé la reciprocidad apenas cuando esos mismos individuos interactúan frecuentemente. Más general y popular es el modelo de acuerdo con el cual el autosacrificio es culturalmente transmitido, beneficiando el grupo social. En este caso los niños interiorizan a los adultos como modelo a seguir, siendo tal conformismo favorecido por la selección natural. Este modelo encaja con la tendencia que demuestra el favorecimiento de ciertos individuos dentro de un grupo social, y encaja también con el etnocentrismo y la xenofobia.
Este último modelo deja en abierto un problema psicológico, es decir, lo que motiva a un individuo a comportarse de forma altruista. Este estudio ha sido central para el estudio de la naturaleza humana desde la antigüedad clásica, llevando a la discordia entre filósofos, particularmente en lo que respecta a la cuestión de si en la raíz de la acción humana se encuentran impulsos egoístas o altruistas, y las respectivas consecuencias de tales ímpetus en las obligaciones éticas y políticas.
Bajo la visión hedonística, todo el comportamiento es motivado por el deseo de evitar el dolor y asegurar el placer, por lo que el altruismo es en última instancia egoísta. Sin embargo, si los objetivos son alcanzados con el placer en vista, el hedonismo explica el altruismo pero falla explicando el contexto en que el horizonte es ayudar a otros individuos, independientemente de los costes sufridos en tal demanda. Permanece aún la cuestión dificilísima de si un acto altruista es realizado para atenuar el sufrimiento del otro, o la disposición melancólica del Yo que normalmente acompaña la empatía por una víctima.
En las sociedades occidentales, las tendencias altruistas son realzadas por el desarrollo de la empatía, y el raciocinio moral durante la infancia. Estos trazos se desarrollaron más rápidamente en niños cuyos padres demuestran profunda preocupación, establecen conductas clarificadas, incentivan sin castigar, encorajan la responsabilidad y son ellos mismos altruistas.
No obstante, las normas de comportamiento altruista varían culturalmente, contrastando, por ejemplo, el individualismo occidental con el colectivismo japonés.
References:
Piliavin, J. and Hong-Wen Charng (1990) ‘Altruism: A review of recent theory and research’ Am. Rev. of Soc. 16:27–65.
Axelrod, R. (1984) The Evolution of Cooperation, New York.