Hablar del concepto de acción implica hablar del concepto de acontecimiento. Para empezar, podemos decir que la acción es un movimiento intencional realizado por un sujeto de forma consciente. Utilizamos el término “movimiento” en un sentido amplio. Ocurren aquí algunos elementos fundamentales para que algo (acontecimiento) pueda ser considerado como acción. Desde luego, ésta no es simplemente aquello que sucede. Hay muchas cosas que suceden y que, simplemente, no son acciones. Llover, por ejemplo, es un acontecimiento pero no una acción. No implica la presencia de un sujeto responsable por lo ocurrido. Pero la simple presencia de aquél tampoco es condición suficiente para que podamos hablar de acción. El individuo que soñando derriba la lámpara de la mesita de noche no ejecuta una acción. Se trata, nuevamente, de un acontecimiento. Falta aquí consciencia. Pero falta sobre todo la intencionalidad. El sujeto que consciente y deliberadamente derriba la lámpara, ese sí ejecuta una acción.
Infelizmente – o tal vez no – la cuestión no quede todavía resuelta. Parece que nuestra definición de acción es suficiente, pero desde luego entra en juego otro elemento que es la libertad. ¿Es necesaria que ésta se encuentre presente para que podamos hablar de acción? Supongamos un individuo que, consciente e intencionalmente, atraca una farmacia para robar un medicamento que necesita con urgencia. El ejemplo es clásico y se aplica sobre todo, al estudio de la ética. ¿Podemos decir que el individuo realizó una acción? Seguramente. Lo que podemos añadir es que la responsabilidad del delito cometido puede ser atenuada. Sería más grave si el robo hubiese sido cometido con la intención de vender el medicamento para aprovecharse posteriormente de los beneficios. Entran aquí en juego otras consideraciones, específicamente de índole ética: una utilitarista tendería a atenuar la responsabilidad del sujeto. Una kantiano consideraría el robo como tal, sin atenuantes.
Por lo tanto, podemos colocar la libertad a un lado. Con ella o sin ella, la acción existe. Los problemas asociados no interesan, de momento, para la discusión. Y así, retomamos la definición original. La acción como movimiento intencional realizado por un sujeto de forma consciente, distinguiéndose de aquello que simplemente sucede, del acontecimiento. Pues todas las acciones son acontecimientos, pero no todos los acontecimientos son acciones.
