El término ROI (abreviatura de la expresión inglesa “return on investments” y que puede ser traducido al español por Retorno sobre la inversión) es un indicador de la rentabilidad ampliamente utilizado en los análisis económicos y financieros de las empresas y trata de evaluar la eficacia y la capacidad de la gestión de las inversiones (o aplicaciones) realizadas por la empresa en términos de producción de los resultados financieros, independientemente de la forma en que se financian. Cuanto mayor sea el valor del ROI, mejor será el rendimiento de la compañía en el uso de sus inversiones. Así definido, el ROI puede ser calculado por la relación entre los resultados netos purgados de los costes de financiación y el valor de las inversiones totales de la compañía, es decir, su patrimonio neto.
ROI = (RL + CFIN) / A
Dónde: RL = Beneficio Neto, CFIN = Costos Financieros de Financiación, y A = Activo Neto.
La utilización del ROI es especialmente útil para medir la influencia del grado de apalancamiento financiero en los resultados y la rentabilidad sobre recursos propios: si el ROI es mayor que el coste medio de la financiación, esto significa que es posible utilizar el apalancamiento financiero para aumentar los resultados y la rentabilidad de la empresa, o sea, desde un punto de vista económico, vale la pena el aumento de la deuda para financiar nuevas inversiones.
El concepto de rentabilidad de la inversión difiere ligeramente del concepto de rentabilidad de los activos, que considera los efectos de la deuda, lo que permite evaluar el rendimiento global de la gestión de los activos, pero no el efecto de apalancamiento financiero.
