Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) – ¿Qué es?
La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) es un organismo especializado de las Naciones Unidas. Se dedica al desarrollo de un sistema internacional de propiedad intelectual (P.I.) estable y accesible que premie la creatividad, estimule la innovación y contribuya al desarrollo económico salvaguardando el interés público.
La OMPI se estableció a raíz del Convenio de la OMPI en 1967, con un mandato de los Estados miembros para promover la protección de la propiedad intelectual en todo el mundo mediante la cooperación entre Estados y en colaboración con otras organizaciones internacionales. Su sede está en Ginebra, Suiza. Su director ejecutivo es Francis Gurry.
La propiedad intelectual (P.I.) hace referencia a las creaciones de la mente: invenciones, obras literarias y artísticas, símbolos, nombres, imágenes, dibujos y diseños usados en el ámbito comercial.
Objetivos estratégicos
Los nueve objetivos estratégicos adoptados por los Estados miembros son:
–La evolución equilibrada del marco normativo internacional para la propiedad intelectual
–La prestación de servicios globales en relación a la propiedad intelectual
–La facilitación del uso de la P.I. para el desarrollo
–La coordinación y el desarrollo de una infraestructura de propiedad intelectual global
–La proporción de fuentes de información y análisis de la propiedad intelectual
–La cooperación internacional para concienciar sobre el respeto por la propiedad intelectual
–Direccionar y vincular la P.I. a las cuestiones de la política global
–La interfaz de comunicación entre la OMPI, sus Estados miembros y todos los interesados
–La creación de una estructura de apoyo administrativo y financiero eficiente y activa de la OMPI para entregar sus programas
Historia de la OMPI
Los orígenes de la OMPI se remontan al año 1883, cuando Johannes Brahms se encontraba componiendo su Sinfonía n°3, Robert Louis Stevenson escribía La isla del tesoro y John y Emily Roebling completaban su construcción del Puente de Brooklyn.
La necesidad de proteger internacionalmente la propiedad intelectual pasó a ser evidente cuando los expositores extranjeros se negaron a participar en la Exposición Universal de Viena en 1873 por miedo a que sus ideas fueran robadas y vendidas en otros países.
1883 marcó el nacimiento del Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial, el primer gran tratado internacional concebido para ayudar al pueblo de un país para que sus creaciones intelectuales estuviesen protegidas en otros lugares en forma de derechos de la propiedad industrial. Dicho tratado contemplaba:
- Invenciones (patentes)
- Marcas
- Diseños/dibujos industriales
El Convenio de París entró en vigor en 1884 con la participación de 14 Estados miembros, los cuales crearon una Oficina Internacional para llevar a cabo tareas administrativas, como la organización de las reuniones de los Estados miembros.
En 1886, los derechos de autor entraron en terreno internacional de la mano del Convenio de Berna para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas. El objetivo de dicha convención era ayudar a los habitantes de los Estados miembros a obtener protección internacional por su derecho a controlar la utilización de sus creaciones artísticas y a ser retribuidos por la misma. Dichas creaciones podían ser:
novelas, cuentos, poemas, obras de teatro, canciones, óperas, musicales, sonatas, dibujos, diseños, pinturas, esculturas y obras arquitectónicas.
En 1974, la OMPI pasó a ser una agencia especializada dentro del sistema de organizaciones de las Naciones Unidas, con poder para administrar cuestiones relativas a la propiedad intelectual reconocidas por los Estados miembros.
En 1996 la OMPI aumentó sus competencias y llegó a demostrar la importancia de los derechos de autor en la gestión del comercio global.
El ímpetu que llevó a las convenciones de París y Berna (el deseo de promover la creatividad protegiendo los trabajos de la mente) siguió alimentando el trabajo de la organización y el de su antecesora durante aproximadamente 120 años. No obstante, el ámbito de la protección y de los servicios prestados se desarrolló y se amplió de forma radical durante ese tiempo.
En 1898, las Oficinas Internacionales Reunidas para la Protección de la Propiedad Intelectual (BIRPI por sus siglas en inglés) contemplaban únicamente cuatro tratados internacionales. Hoy en día 24 tratados rigen la OMPI, su sucesora, tres de los cuales lo hacen conjuntamente con otras organizaciones internacionales. La OMPI lleva a cabo un programa rico y variado de trabajo a través de sus Estados miembros y oficinas, que se centran en:
- armonizar la legislación nacional de la propiedad intelectual y los procedimientos,
- atender las solicitudes internacionales de derechos de la propiedad industrial,
- intercambiar información sobre la propiedad intelectual,
- prestar asistencia jurídica y técnica a los países en desarrollo y a otros,
- facilitar la resolución de disputas privadas sobre la propiedad intelectual, y
- utilizar la tecnología de la información como una herramienta para almacenar, acceder y usar información valiosa relativa a la propiedad intelectual.