En contexto de gestión, el concepto de meta suele asociarse al de objetivo organizacional, debiendo ser definido, obligatoriamente, tanto en términos numéricos (cuantificado), como en términos temporales (tener un plazo). Con base en la misión y visión de la empresa y teniendo en cuenta las condicionantes internas y externas, la organización establece sus objetivos organizacionales futuros, esto es los resultados a ser alcanzados. Después de ser cuantificados y definidos en el tiempo, estos objetivos organizacionales pasan a designarse por metas. Por ejemplo, si el objetivo es aumentar las ventas, la meta podrá ser aumentar las ventas en 20% en el año de 2010.
Nota: en algunas literaturas, el propio concepto de objetivo organizacional surge ya como cuantificado y temporizado, confundiéndose, en este caso, con el de meta.