La estrategia corporativa permite definir diversas acciones llevadas a cabo por parte de una empresa con el objetivo de obtener ventajas competitivas. Mediante dichas ventajas, la empresa conseguirá lucrarse más que la media dentro del sector donde actúa.
Para definir una estrategia corporativa es necesario analizar los negocios (actuales o potenciales), así como la posición de la empresa dentro del mercado y de cara a la competencia.
A nivel corporativo, la empresa puede definir una estrategia pensando en qué negocio está o quiere estar.
La Matriz BCG permite a la empresa analizar si debe concentrarse en un único negocio u optar por la diversificación. Si ese fuese el caso, tendría que averiguar cómo diversificarse, cómo captar sinergias entre las múltiples áreas del negocio, cómo establecer prioridades de inversión y cómo asignar recursos a los negocios más prometedores.
Según Porter (1998:237), la estrategia corporativa corresponde al plano de una empresa diversificada, pudiendo tener dos niveles: la estrategia de las unidades de negocio (o competitiva) y la corporativa (o de la totalidad del grupo empresarial). Es decir, la estrategia corporativa existe cuando la empresa cuenta con varias unidades de negocios y se refiere a la estrategia de grupo como un todo y no a las estrategias específicas de cada unidad de negocio. Christensen (1999:67) considera que dentro de la estrategia corporativa los gestores de la empresa deben estar pendientes de tres cuestiones fundamentales:
- El ámbito corporativo: ¿En qué negocios debe participar la empresa?
- La relación entre las partes: ¿En base a qué las unidades de negocios de la empresa se deben relacionar unas con otras?
- La gestión: ¿Qué métodos específicos (adquisiciones, alianzas estratégicas, desinversiones, etc.) se adoptarán para llevar a cabo cambios específicos en el ámbito corporativo y en el de las relaciones?