El mecanismo del mercado es, según las palabras de Adam Smith, una especie de “mano invisible” que reglamenta las respuestas dadas a las tres cuestiones bases estudiadas por la economía: “el qué”, “el cómo” y “para quien” es producido. En el caso de la respuesta a cuestión “el qué” producir, cuando las familias buscan más de un bien significa que están más predispuestas a pagar más por la misma cantidad haciendo con que el precio aumente y criando incentivos a los productores para que ellos afecten más recursos productivos para la producción de este mismo bien. En respecto a la cuestión de “el como” producir, también son los precios de los bienes y de los factores productivos que reglamentan las combinaciones y cantidades de cada factor productivo utilizado en la producción. Relativamente a la respuesta a la cuestión “para quien” producir, también son los precios de los diferentes factores productivos que, juntamente con las cantidades detenidas, determinan la repartición del rendimiento y, por eso, el consumo de cada familia.
Por todo lo mencionado, fácilmente se concluye que el papel central del mecanismo del mercado cabe a los precios. Así, es a través de los precios que el mercado consigue compatibilizar los intereses antagónicos de productores y consumidores. De esta forma, el mecanismo del mercado no es más que el proceso por el cual son formados los precios en el mercado.