La elasticidad precio de la demanda de un bien o servicio es una medida que permite anticipar la variación de la cantidad demandada de aquel bien o servicio en función de una alteración predeterminada en su precio de mercado.
Siempre que el precio de un bien o servicio sufre un incremento, la cantidad demandada de ese bien o servicio tiende a bajar. No obstante, para anticipar el efecto de una determinada subida de precio de un bien en el gasto/ingreso total es necesario conocer la variación de la cantidad demandada de ese bien o servicio.
Por ejemplo, la cantidad demandada de muchos bienes de consumo diario, como el azúcar, tiende a no variar enormemente en función de alteraciones de precio. En realidad, aunque el precio del azúcar sufriera un aumento de cien por ciento, o disminuyera cincuenta por ciento, gran parte de los consumidores no alteraría la cantidad de azúcar que habitualmente consume. Sin embargo, relativamente a otros bienes o servicios es posible constatar que la cantidad demandada es sensible a la variación del precio de venta del bien o servicio en el mercado. Se considera el consumo de energía doméstica: si el precio de mercado de la energía aumenta de forma acentuada en una determinada región, cabe esperar que el consumo de energía doméstica disminuya significativamente en esa región.
Técnicamente, la elasticidad precio de la demanda de un bien o servicio puede ser definida como la alteración porcentual de la cantidad demandada, de ese bien o servicio, resultante de la alteración de una determinada porcentaje en su precio. Por ejemplo, si el precio de mercado del grano aumenta un uno por ciento y la cantidad demandada del mismo producto disminuye el dos por ciento, la elasticidad del precio de la demanda de arroz es igual a menos dos. En realidad la elasticidad precio de la demanda es siempre negativa (o nula), pues la cantidad demandada varía siempre en el sentido opuesto al de la variación del precio. Por eso, por conveniencia, es posible omitir la señal negativa del valor de la elasticidad.
La demanda de un bien o servicio puede ser: elástica en relación al precio; rígida; y unitaria.