Qué es la Economía Neoclásica
La Economía Neoclásica es un enfoque de la economía que estudia el comportamiento de la oferta y la demanda, teniendo en cuenta la racionalidad de cada agente y su capacidad de maximizar sus intereses fundamentales (utilidad en el caso de las familias o el beneficio en el caso de las empresas), surgiendo como contrapunto a la ‘Economía Clásica’ y como forma de resolver las fragilidades de la ‘Escuela Ricardiana’. Los avances y las posibilidades abiertas por este nuevo enfoque de la realidad son tan amplias que actualmente, pasado casi siglo y medio, aún no están agotadas.
A la Economía Clásica le faltaba resolver un problema conceptual central: ¿de dónde provenía el valor que era atribuido a cada bien? Al principio de la década de los 70 del siglo XIX fue efectuado un descubrimiento que revolucionó la ciencia económica (la designada revolución marginalista), preconizada por tres economistas: William S. Jevons, Carl Menger y Léon Walras. Este descubrimiento se basaba en los presupuestos de que el valor venía de la utilidad subjetiva que las personas atribuían a cada bien, y de que cada agente, siendo racional, buscaría conseguir la decisión que le fuese más favorable. Fue con base en estos presupuestos que nació la estructura analítica de la economía moderna o neoclásica.
El éxito y aceptación generalizada del modelo Walrasiano de Léon Walras y de los desarrollos de Alfred Marshall en la obra Principles of Economics de 1890, que estuvo en la base de la Economía Neoclásica, fue de tal importancia, que rápidamente sustituyó la anterior obra de Stuart Mill como manual de economía. Sin embargo, y a pesar de la economía neoclásica ser todavía hoy la principal base científica de la Teoría Económica moderna, existen muchos economistas que afirman que la economía neoclásica hace muchas suposiciones infundadas e irrealistas, que no representan situaciones reales. Defienden, por ejemplo, que la suposición de que todas las partes se comportan racionalmente ignora el hecho de que la naturaleza humana es vulnerable a otras fuerzas, que llevan a las personas a hacer elecciones irracionales.
Tras la revolución marginalista de final del siglo XIX, hay que destacar muchos otros avances surgidos al principio del siglo XX, concretamente los trabajos llevados a cabo por John Hicks que hace la llamada síntesis neoclásica que incorpora la corriente keynesiana. Aquí caben también los progresos en el análisis estadístico y la aparición de los ordenadores que abrieron enormes posibilidades en el campo de la observación y del test empírico. En las teorías monetarias fue establecida una nueva orientación, cuya articulación con las teorías de valor fue revolucionaria y alcanzó su exponente máximo con la obra «Teoría General del Empleo» de John Maynard Keynes. Cabe destacar también las aportaciones de Joseph Schumpeter que transformó la comprensión de la dinámica socioeconómica con sus obras «Teoría del Desarrollo Económico» (1911) y «Capitalismo, Socialismo y Democracia» (1943).
Presupuestos de la Economía Neoclásica
El referencial de la economía neoclásica se basa en tres presupuestos esenciales, concretamente:
- Objetivo de la demanda: el objetivo de los consumidores es maximizar sus ganancias, aumentando sus compras hasta que la ganancia de tener una unidad extra del bien quede equilibrado con el coste de su obtención. Esta ganancia es medida en términos de ‘utilidad’, es decir, la satisfacción asociada al consumo de productos y servicios. La utilidad obtenida con la adquisición de una unidad adicional de un bien depende de cuánto posea ya el consumidor de ese mismo bien: cuanto más lo tenga, menor será la utilidad adicional que conseguirá obtener con la nueva unidad. Tal presupuesto corresponde al principio de la utilidad marginal decreciente, según el cual el consumo de un bien trae utilidad a la persona que lo disfruta, pero a medida que aumenta su consumo, cada unidad adicional (marginal) del bien trae cada vez menos utilidad al consumidor.
- Factor trabajo: los individuos proporcionan su mano de obra (trabajo) para las empresas, intentando equilibrar el beneficio de ofrecer la unidad marginal de sus servicios (el salario a recibir) con la ‘desutilidad’ del trabajo en sí, que es la pérdida de tiempo libre o de descanso.
- Objetivo de la oferta (productores): las empresas o productores tienen como objetivo la maximización de sus beneficios, intentando producir unidades de un bien de modo a equilibrar el ingreso adicionado con la producción de una unidad extra y respectivo coste asociado, así como contratar trabajadores (y adquirir medios de producción) incluso hasta el punto en que el coste de una contratación adicional (o de otros medios de producción) se equilibre con el valor de la producción que el trabajador adicional producirá. Este presupuesto se basa en la ley de la producción que el trabajador adicional producirá. Este presupuesto se basa en la ley de los rendimientos marginales decrecientes o ley de las proporciones variables que se traduce en lo siguiente: si fueron adicionadas cantidades fijas de otro, los aumentos en la producción serán inicialmente crecientes, creciendo, sin embargo, a una tasa cada vez menor y llegando incluso a un punto en que se volverán decrecientes.