Una situación de Competencia Imperfecta corresponde a una estructura de mercado donde no se verifica la competencia perfecta, es decir, existe por lo menos una empresa o consumidor con poder suficiente para influir el precio del mercado y la cantidad transaccionada. Son ejemplos de situaciones de competencia imperfecta los oligopolios y la competencia monopolística, estructuras de mercado que se sitúan entre la competencia perfecta y el monopolio. Una situación de competencia imperfecta puede ocurrir también cuando existe poder de influencia de los precios de un o de un número reducido de consumidores – sucede por ejemplo entre los productores agrícolas y la gran distribución, situación en que el reducido número de distribuidores en comparación con el elevado número de productores, se junta a la gran diferencia de dimensión, otorgando a la grande distribución un fuerte poder negociador.
Algunas características de este tipo de estructuras de mercado son: (1) la existencia de productos diferenciados (las empresas buscan introducir determinadas características en sus productos de forma a diferenciarlos de los competidores y de forma a crear pequeños nichos de mercado); (2) la existencia de precios distintos para cada uno de los productos (esta diferenciación de precios está directamente relacionada con la diferenciación de los productos, permitiendo a las empresas ser “creadoras de precios” en lugar de apenas “aceptadoras de precios” como sucede en la competencia perfecta).
Muchas veces la forma encontrada para evitar excesos por parte de quien tiene poder para influir sobre los precios es a través de la regulación que visa impedir esos mismos excesos.
