Renacimiento

El término Renacimiento es comúnmente aplicado a la civilización europea que se desarrolló entre 1300 y 1650, sobre todo en el siglo XVI. El Renacimiento como movimiento artístico, surgió en Florencia, en la Italia del siglo XV, un período marcante en la historia que representó mucho más que la simple vuelta del arte grecorromano.

Se llamó “Renacimiento” en virtud del redescubrimiento y revalorización de las referencias culturales de la antigüedad clásica, que dirigieron los cambios de este período hacia un ideal humanista y naturalista.

El término fue registrado por primera vez por Giorgio Vasari ya en el siglo XVI, pero la noción de Renacimiento como hoy lo entendemos surgió a partir de la publicación del libro de Jacob Burckhardt, La Cultura del Renacimiento en Italia (1867), donde él definía el período como una época de “descubrimiento del mundo y del hombre”.

Fue un período de la historia marcado por significativos cambios culturales, ideológicos y científicos. En general, podemos decir que la principal característica de este movimiento fue el humanismo. De esta forma, el hombre pasó a verse no simplemente como un observador del mundo creado por Dios, sino como la principal expresión del mismo. Científicamente, el hombre buscó abrir el pensamiento y formular hipótesis y teorías, dejando de lado la religión y valorando más al hombre.

Los pensadores y pintores renacentistas no se opusieron a la religión, sino que buscaban la autonomía humana, el retorno a la cultura clásica grecorromana, la valorización de las potencialidades humanas, la profundización del empleo de la razón, del espíritu crítico, de la creatividad y de las experiencias individuales, técnicas y científicas, expansión de la producción artística, el rescate del papel de la mujer en el renacimiento.

Con este nuevo encuadramiento del hombre en el mundo, deriva necesariamente una nueva concepción del Universo. Para los renacentistas, el ser humano seguía siendo una obra de Dios, sin embargo, poseedora del libre arbitrario para decidir sobre su destino. Exaltando la dignidad y la probidad del ser humano y su maravillosa obra. Los humanistas concibieron el mundo y la historia, como el registro de las altas creaciones humanas, más que como el resultado inevitable del designio de Dios.

En las artes, el Renacimiento se caracterizó, en líneas muy generales, por la inspiración en los antiguos griegos y romanos, y por la concepción del arte como una imitación de la naturaleza, teniendo al hombre en un lugar privilegiado. Pero más que una imitación, la naturaleza debía pasar por una traducción que la organizaba bajo una óptica racional y matemática, en un período marcado por una matematización de todos los fenómenos naturales.

El arte renacentista tuvo como temática principal el propio ser humano y su capacidad de evaluar el mundo a su alrededor. Tal característica implicó la revalorización de la cultura clásica y de los períodos de gran progreso científico y cultural de las civilizaciones griega y romana. El canon grecorromano de proporciones volvía a determinar la construcción de la figura humana; también volvía el cultivo del hermoso típicamente clásico.

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Botticelli – El nacimiento de Venus (La nascita di Venere, 1483-1485)

La pintura renacentista es en esencia lineal; el dibujo era ahora considerado el cimiento de todas las artes visuales y su dominio, un prerrequisito para todo artista. Para ello, fue de gran utilidad el estudio de las esculturas y relieves de la Antigüedad, que dieron la base para el desarrollo de un gran repertorio de temas y de gestos y posturas del cuerpo.

Otra característica del Renacimiento, en especial de la pintura, fue el surgimiento de artistas con un estilo personal, diferente de los demás, ya que el período está marcado por el ideal de libertad y, consecuentemente, por el individualismo.

Comenzaron a hacer uso del realismo, de la perspectiva y del claroscuro, a través de los principios de las matemáticas y la geometría. Cada artista poseía su estilo e individualidad y no estaban presos a las reglas como los artistas de la Edad Antigua.

Los principales pintores del Renacimiento Italiano y sus principales obras fueron:

  • Giotto di Bondone (1266-1337) – pintor y arquitecto italiano. Uno de los precursores del Renacimiento. Principales obras: El Beso de Judas, 1304-1306; La Lamentación, 1304-1306; y Juicio Final.
  • Michelangelo Buonarroti (1475-1564) – se destacó en arquitectura, pintura y escultura. Principales obras: David, 1501-1504; Pietá, 1499; Moisés, 1513-1515; y las pinturas de la Capilla Sixtina (Juicio Final es la más conocida)
  • Rafael Sanzio (1483-1520) – Principales obras:  La Escuela de Atenas, 1509; Deposición de Cristo, 1507. También pintó varias madonas (representaciones de la Virgen María con el niño Jesús).
  • Leonardo da Vinci (1452-1519) – pintor, escultor, científico, ingeniero, físico, escritor, etc.  Principales obras:  Anunciación, 1472-1475; Última Cena, 1495-1498; Mona Lisa, 1503-1507.
  • Sandro Botticelli 1445-1510) – pintor italiano, abordó temas mitológicos y religiosos. Principales obras: El nacimiento de Venus y de primavera, 1483-1485; La primavera, 1482.
  • Tintoretto (1518-1594) – importante pintor veneciano de la fase final del Renacimiento.  Principales obras: Paraíso, 1579; Última Cena, 1592-1594.

La escultura renacentista es la forma de expresión que mejor representa el renacimiento, en el sentido humanista. Utilizándose de la perspectiva y de la proporción geométrica, donde se destacan las figuras humanas, que hasta entonces estaban relegadas a un segundo plano, acopladas a la arquitectura eclesiástica, templos o en los capiteles. En el renacimiento la escultura gana independencia y la obra, colocada sobre una base, puede apreciarse desde todos los ángulos.

Se destacan dos elementos: la expresión corporal que garantiza el equilibrio, revelando una figura humana con músculos torneados y de proporciones perfectas; y las expresiones de las figuras, reflejando sus sentimientos. Incluso contrariando la moral cristiana de la época, el desnudo vuelve a ser utilizado reflejando el naturalismo en su más puro sentido. También se explora la temática mitológica, como el ejemplo de Baco, de Miguel Ángel, así como el busto o las tumbas de mecenas, reyes y papas.

En la arquitectura renacentista, la ocupación del espacio por el edificio se basa en las relaciones matemáticas establecidas de tal forma que el observador puede comprender la ley que organiza toda la estructura arquitectónica, desde cualquier punto en que se coloque.

Los arquitectos renacentistas perciben que el origen de la construcción clásica estaba en la geometría euclidiana, que usaba como base de sus obras el cuadrado, aplicándose la perspectiva, con el propósito de conseguir una construcción perfecta y armoniosa.

A pesar de racional y antropocéntrica, el arte renacentista continuó cristiano, a pesar de que las nuevas iglesias adoptar un nuevo estilo, caracterizado por la funcionalidad y por lo tanto por la racionalidad, representada por el plano centralizado, o la cruz griega.

Los palacios también fueron construidos de forma plana teniendo como base el cuadrado, un cuerpo sólido y normalmente con un patio central, cuadrangular, con la función de hacer llegar a la luz a las ventanas interiores.

En Portugal, la influencia del Renacimiento se extiende desde mediados del siglo XV hasta finales del siglo XVI. El Renacimiento Portugués fue influenciado positivamente, ampliando la visión del mundo de los europeos y estimulando la curiosidad humanista.

En las artes, la reactivación aparece en Portugal de una manera sutil, introduciendo muy lentamente en las manifestaciones artísticas. Pero como movimiento artístico, nunca se consiguió separar de una forma total de aquellos que fueron los movimientos anteriores, como es un ejemplo claro el gótico. Nunca tuvo una consistencia propia, como ocurrió en otros países. Es sobre todo en términos de arquitectura y escultura que podemos ver el movimiento de renacimiento en Portugal a tomar forma, donde había una combinación entre la estética renacentista con el gótico y el manuelino. Ejemplo de esto es el Monasterio de los Jerónimos, la Torre de Belén y la ventana del Capítulo del Convento de Cristo, en Tomar, de los arquitectos, Diogo Boitaca y Francisco de Arruda.

En España, el Renacimiento español es la expresión empleada para designar a la influencia y al desarrollo que se dio del movimiento artístico y científico originado en Italia en el siglo XV, y que se fue expandiendo por el resto de Europa Occidental en el s. XVI, conocido como Renacimiento.

La arquitectura renacentista española pasó por tres fases. La primera es la del estilo plateresco y se puede considerar como una combinación de elementos del mudéjar y del gótico. El plateresco se caracteriza por edificios cuyas fachadas están ricamente decoradas con adornos almohadillados, medallones, escudos, columnas con capiteles corintios y pilastras decoradas con insectos, hojas, etcétera.

La segunda fase de la arquitectura renacentista española pertenece al Renacimiento pleno y se inició en la segunda mitad del siglo XVI. Al contrario del plateresco, el estilo “purista” de este segundo periodo se caracteriza por el uso de algunos elementos concretos, inspirados en la antigüedad, como los arcos de medio punto y las columnas lisas, los almohadillados en los muros y por una austera decoración que se limita a las puertas y las ventanas, lo que da a estos edificios un aspecto más armónico y equilibrado.

La tercera fase de la arquitectura renacentista se conoce como el estilo herreriano por su mayor exponente, Juan de Herrera, o escurialense, por el edificio emblemático de este periodo: El monasterio de El Escorial. El estilo se caracteriza por la simetría y la repetición de formas y motivos. También predominan los elementos constructivos, líneas rectas, volúmenes cúbicos, formas geométricas simples y la ausencia de decoración.

La pintura renacentista española es la realizada a lo largo del siglo XVI en las Coronas de Castilla y Aragón. El Renacimiento italiano se difundió por la península ibérica a partir del litoral mediterráneo. Así, se aprecian diferencias entre las regiones a la hora de incorporarse al italianismo: es más rápido en la Corona de Aragón, más vinculada con Italia, y tarda más en llegar al corazón de la Península, donde perviven los modelos flamencos preponderantes en la época de los Reyes Católicos.

Suele diferenciarse en tres momentos, dividiendo el siglo en tres períodos. Es característico del Renacimiento español el predominio prácticamente absoluto de la pintura religiosa, siendo muy ocasionales los temas mitológicos, históricos, alegóricos, o géneros como el bodegón o el paisaje. Sí se producen retratos, especialmente vinculados con la corte.

España, en la época del Renacimiento, recibe la visita de algunos grandes artistas. Las posesiones italianas así como las relaciones establecidas por Fernando II de Aragón, entrañaron movimientos de intelectuales y también de artistas a través del crecimiento de la influencia española en Europa, y más particularmente en Italia. Llegan a lo largo de todo el siglo numerosos artistas italianos, pero también flamencos. De todos los pintores que trabajan en España en el siglo XVI, destaca la figura del Greco a finales de siglo.

En cuanto a los museos en los que hoy en día pueden verse cuadros de esta época y estilo, ante todo debe mencionarse el Museo del Prado, siendo también destacados los fondos del Museo de Bellas Artes de Valencia. Para conocer la obra de El Greco y otros, es fundamental la ciudad de Toledo y su catedral. Finalmente, en la Catedral de Sevilla pueden verse diversas obras de esta época.

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