Artroplastia total de rodilla

La artroplastia total de rodilla es el procedimiento quirúrgico más común en casos de gonartrosis o desgaste severo de la articulación tibiofemoral debido a un proceso traumático y consiste en la sustitución de los compartimentos de la rodilla lesionados por una prótesis.

La colocación de prótesis total de rodilla es, por lo tanto, indicada en casos de dolor severo, limitación de amplitud articular que compromete la funcionalidad, destrucción extensiva del cartílago articular de la rodilla secundaria a una artrosis avanzada, deformidad marcada de la rodilla como genu varum o valgum, inestabilidad severa o ineficacia del tratamiento conservador.

Este tipo de cirugía tiene como objetivo el alivio del dolor, la corrección de deformidades y el aumento de las amplitudes de movimiento funcionales, de forma a conceder a la rodilla la estabilidad y la función necesaria para las actividades de la vida cotidiana.

Las prótesis de rodilla pueden ser clasificadas de acuerdo con el número de compartimentos sustituidos (unicompartimental, bicompartimental y tricompartimental/totales), por el grado de rigidez (libre, semirrígida o rígida) y por el método de fijación (cementada, no cementada o híbrida).

La prótesis puede ser no rígida, no presentando estabilidad inherente; rígida, en la cual la congruencia de los componentes es significativa concediendo una fuerte estabilidad inherente pero limitación acentuada de la movilidad; y semirrígida, que concede algunos grados de estabilidad con ligero compromiso de la movilidad, siendo este último tipo de prótesis más comúnmente utilizado.

En cuanto al método de fijación, éste constituye también como factor de influencia significativa en el proceso de rehabilitación. Así, la prótesis cementada es fijada al hueso a través de un cemento (polometilmetacrilato) que fija la prótesis al hueso para que sea posible una distribución uniforme de la carga entre el implante y el hueso. La prótesis no cementada es fijada directamente al hueso, teniendo una estructura que conduce a un intracrecimiento del hueso sobre la superficie de la prótesis, promoviendo su fijación. Este tipo de prótesis es normalmente utilizado en individuos jóvenes y activos, siendo igualmente o más comúnmente utilizado en las artroplastias de rodilla.

En cuanto a la prótesis híbrida, ésta es normalmente cementada a nivel de la tibia y no cementada a nivel del fémur y presenta las mismas indicaciones relativamente a la no cementada, sin embargo, el curso de la rehabilitación es menor.

Las complicaciones postoperatorias que pueden comprometer la funcionalidad del individuo sea cual sea el tipo de prótesis colocada, abarca la limitación de la flexión de la rodilla, la inflamación de la rodilla, el edema del miembro inferior, tobillo y pie e inestabilidad articular. A pesar de ello, la inflamación moderada de la rodilla es normal en las semanas iniciales y en los primeros meses.

Es necesario tener presente que existe, en la colocación de una prótesis total de rodilla, una posibilidad considerable de que el enfermo no obtenga las mejoras esperadas, pues no todos los casos tienen buenos resultados.

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