Principalmente un método crítico filosófico y literario desarrollado por el filósofo francés Jacques Derrida, la deconstrucción tiene el propósito de exponer y desestabilizar los intentos sistemáticos de fundar el conocimiento en un sentido, lógica o referente absolutos y fundacionales. Se usa este método para criticar la demanda filosófica tradicional de occidente por la verdad última, que supuestamente podría ser traducida a través del lenguaje: esencialmente a través del descubrimiento de las oposiciones binarias que fundamentan los argumentos y textos (tal como la dicotomía presencia/ausencia); exposición de la relación jerárquica entre conceptos; subordinación del concepto previamente dominante. Por consiguiente, la relación binaria acaba relativizada y desplazada, volviéndose insignificante.
Gran parte de los seguidores de este método clasifican la ambición de descubrir los significados absolutos como logocentrismo, inevitablemente unido al fonocentrismo, o el favorecimiento del habla sobre la escritura. Quien practica la deconstrucción defiende que todas las significaciones son una forma de escritura, lo que pone en causa la dicha unidad del lenguaje y del sentido en los actos de habla: ésto, a través de la demostración de ciertos términos y frases supuestamente contextualizados en una relación estable con objetos definitivos o ideas, pueden ser sustituidos por términos y frases igualmente válidos, lo que provoca la ruptura de los sistemas definitivos de referencia.
La deconstrucción se desarrolló sobre todo como contrarespuesta a pensadores estructuralistas y fenomenológicos como Claude Levi Strauss y Edmund Husserl, cada cual concentrado en la misión de encontrar las estructuras elementales del pensamiento humano. Levi Strauss, en su antropología estructural, afirmó que el habla presenta una especie de integridad e inocencia primordial, siendo que esa forma acabó corrompida por una versión del habla que llevó a la opresión y colonización. Derrida, al analizar el argumento de Levi Strauss acaba por demostrar que las sociedades “primitivas” usaban frecuentemente la palabra hablada para dominar, y que la escritura puede haber antecedido al habla. En cuanto al proyecto de Husserl, Derrida apunta que el método fenomenológico presenta dificultades que se remiten al intento de Husserl de intentar reducir toda la experiencia y consciencia al lenguaje unívoco de la fenomenología, es decir, presentar el mundo como fundado en ideas puras.
A pesar del tremendo impacto de este método en el campo de la teoría literaria y de la filosofía, la deconstrucción ha sido significante en muchos de los enfoques producidos en la teoría social. Algunas teorizadoras del feminismo contemporáneo han utilizado este método para desenmascarar la jerarquía inconsciente en la díada masculino/femenino, siendo la intención de estas no sólo reverter como establecieron la dominación femenina, sino también cuestionar el valor de la dicotomía. Sin embargo, la deconstrucción acaba por no proporcionar ninguna respuesta o esquema alternativa para los desniveles sociales, puesto que acaba por consistir en un acto interminable de descubrimiento y deconstrucción de significados y realidades alternativas.
References:
Stocker, Barry (2006), Derrida on Desconstruction, New York, Routledge: 168-191
