Concepto de ADN Antiguo
ADN antiguo (ancient DNA o aDNA), está caracterizado por fragmentos de ADN que se encuentran preservados en algunos tipos específicos de material biológico. Mientras que el ADN moderno consiste en cadenas largas e intactas, el ADN antiguo normalmente está muy fragmentado (cadenas cortas de ADN, de media entre 100 a 500 pares de bases) y en poca cantidad, debido a los procesos de degradación que sufrió a lo largo del tiempo. Normalmente se encuentra en una concentración muy baja (generalmente por debajo de 100pg) y débilmente preservado en tejidos expuestos a diversos factores de degradación. Los factores de degradación pueden ser tanto de origen físico-química como biológica, como son los ejemplos de altas temperaturas, humedad elevada, exposición a los rayos UVA (luz solar) y microorganismos (hongos y bacterias).
Los huesos y dientes representan así una fuente de información genética única, pues, gracias a su estructura son resistentes a la degradación a lo largo del tiempo y, dependiendo del ambiente de conservación, son capaces de preservar cantidades de ADN necesarias para proceder a análisis genéticas en muestras con miles de años.
Además de los huesos y dientes, son también considerados ADN antiguo, los vestigios de ADN encontrados en piel seca (ej: momias), coprolitos o semillas pertenecientes a humanos, animales o plantas. Por este motivo, el ADN antiguo es estudiado por varias especialidades tales como la sistemática (ciencia dedicada a las relaciones filogenéticas), la genética de poblaciones, la paleoecología, la arqueología, la biología de la conservación y genética forense.