Los Celtas fueron pueblos guerreros, probablemente originarios del suroeste de Alemania que dominaron gran parte de Europa a lo largo de cuatro siglos.
Tras haber invadido Francia, Suiza y las islas Británicas saquearon Roma en el 390 a.C. Más tarde ocuparon la Península Ibérica y se dirigieron para Oriente, alcanzando Asia Menor, donde fundaron el reino llamado Galacia que alcanzó el auge de su poder alrededor del año 250 a.C.
Como estaban organizados en unidades tribales, sin contar con una unidad política central, los celtas acabaron por sufrir los efectos de su propia expansión territorial y se separaron en varios grupos. La mayoría de los que habitaban el continente europeo fueron dominados por los romanos y germanos. Los que habitaban las islas británicas, que no sufrieron presiones violentas, pudieron conservar sus propios idiomas. Allí subsisten aún el gaélico, hablado en ciertas partes de Irlanda y de Escocia, y el galés, idioma del País de Gales.
