Presentación de la Acrópolis de Atenas
La Acrópolis de Atenas, la más famosa de todas las acrópolis griegas, corresponde a la ciudadela de la antigua Atenas, localizada en el centro de la ciudad, en una altiplanicie rocosa con cerca de 210 metros de largo por 150 de ancho y 100 metros de altura.
Ocupada desde inicios del II milenio a. C. y consagrada a la diosa Atenea desde el periodo micénico, la ciudadela, donde Pisístrato tenía su palacio, fue invadida y saqueada en el 480 a.C. por los persas, dejando entonces su papel de fortaleza para pasar a estar reservada a los cultos cívicos y religiosos. Fue a partir de ese momento y bajo el gobierno de Pericles que fueron construidos sus principales templos, entre los cuales el Partenón (templo dedicado a la diosa Atenea Partenos) y el Erecteón (templo dedicado a los dioses del campo Atenea, Poseidón y Erecteo) Además de éstos, la Acrópolis contiene también otros importantes monumentos como el Propileos (especie de portal monumental de acceso a la parte sagrada de la Acrópolis), el Templo de Atenea Niké (dedicado a Atenea Niké, la diosa alada de la victoria), el Santuario de Artemisa Brauronia, la Calcoteca y la Estatua de Atenea Promacos. Al pie de la Acrópolis se encuentran, entre otros, el Teatro Dionisio, el Santuario Asclepio y el Odeón de Herodes Ático.
Clasificada como Patrimonio Mundial por la UNESCO desde 1987, la mayoría de las estructuras del Acrópolis, con más de 2000 años de edad están actualmente en ruinas, siendo desplegados esfuerzos en el sentido de restaurar y preservar esta maravilla universal.