Concepto de Alma
El término alma tiene su origen etimológico en el griego anemos que significa “aire”, “soplo”. La palabra latina anima significa también “vida”, “espíritu”, “sede del pensamiento”. La palabra alma asumió especial importancia en el contexto religioso donde significa parte espiritual, inmaterial y eterna del Hombre y, en determinadas religiones, de todo lo que está vivo. De este concepto de alma, y más en el ámbito de la estética, deriva otro que designa el alma como espíritu que anima cualquier cosa, dándole el poder de pensar y sentir volviéndola semejante a un ser vivo.
En términos filosóficos, el alma surge primero como el principio de la organización del ser vivo, siendo utilizada para explicar la complejidad de la vida y para articular las diversas funciones vitales. Aristóteles, por ejemplo, en “Acerca del Alma” explora detalladamente el concepto y estudia sus diversas manifestaciones y funciones en los seres vivos, presentando esas manifestaciones en una especie de jerarquía. En la cima de esa jerarquía, apenas aplicable al Hombre, el alma tiene la función “intelectiva”, la cual conduce a un sentido espiritual y metafísico, surgiendo así como la verdadera esencia del Hombre, aquello que le da acceso a la libertad moral.