La Pintura de género es un tipo de obra artística, principalmente pictórica, en la que se representan escenas cotidianas en interiores o exteriores. Algunos autores las mencionan como precedente del Realismo y espejo del costumbrismo generado por el Romanticismo.
El término, la pintura de género se refiere a las representaciones de la vida cotidiana, el mundo del trabajo y los espacios domésticos, que tuvo su máximo exponente en la pintura holandesa del siglo XVII.
En el pleno florecimiento del barroco en Europa, se desarrollaron en los Países Bajos, sobre todo en su porción holandesa protestante, un estilo sobrio, realista, comprometidos con la descripción de escenas del cotidiano, los temas de la vida diaria, de hombres dedicados a sus oficios, mujeres dentro del hogar y de celebraciones comunidad, en las zonas rurales y urbanas.
Las imágenes se caracterizan en general por la gran riqueza de detalles, la precisión y la exactitud técnica en un intento por fieles que el récord ojo humano es capaz de capturar. En un intento de representar todas las cosas que el ojo humano, es capaz de capturar de manera a dar a la imagen un aspecto similar a la propia vida.
Tales representaciones pueden ser realistas, imaginarias o embellecidas por el artista. Algunas variaciones del término «trabajo» u «obra de género» especifican el medio o tipo de obra visual como «pintura de género», «láminas de género» o «fotografías de género». En todas estas expresiones se usa el término «género» en una traducción un tanto forzada del inglés «genre».
El origen del término se encuentra en Diderot, que en sus “Essais sur la peinture” (1766) calificó por primera vez, de genre la pintura de paisajes, bodegones y escenas de la vida cotidiana. Poco más tarde se extendió y generalizó, utilizando el término peinture de genre para las escenas de la vida cotidiana.
La pintura de género representa escenas de la vida cotidiana, escenarios domésticos o en el exterior, en mercados o fiestas, englobo una amplia gama de escenas, desde campesinos trabajando hasta aristócratas paseando en sus ratos de ocio, ladrones, músicos, trabajadores y sirvientes.
Es la búsqueda de la representación del entorno en el que viven las personas. Los propios artistas se interesan por representar, con el máximo de realismo, la perspectiva, los colores brillantes de los objetos y de iluminación (o ausencia de ella) en el campo y entornos rurales.
Los artistas de la pintura de género, hacen uso de su depurada técnica y, a veces de herramientas, tales como la cámara oscura, que fue utilizado ampliamente por Vermeer.
Johannes Vermeer, fue el segundo más famoso e importante pintor holandés del siglo XVII (un período que se conoce como la Edad de Oro holandesa, debido a los increíbles logros culturales y artísticos del país en ese momento), después de Rembrandt. Sus pinturas son admiradas por sus colores transparentes, composiciones inteligentes y brillante contraste entre la luz y el uso de sombra.
Gran parte de sus pinturas registra escenas de la vida doméstica a través de imágenes armoniosas. Donde casi siempre, enfoca su pintura en una o dos figuras, siempre con una entrada de luz bien marcada mediante el juego de luz y sombra en los espacios y su reflejo en los colores vivos de la decoración doméstica y en los vestidos de las damas, sobrias y centradas en la ejecución de sus tareas domésticas.
Goya – “La Pradera de San Isidro” 1788
En sus inicios, los pintores que exploraban este genero de pintura, lo hacían como mera distracción, para de alguna forma retratar a su propia familia o amigos, o en muchos casos como denuncia social, algo muy frecuente en los años difíciles socialmente hablando del siglo XIX en Europa.
Pero no cabe duda, de qué ya en la pintura de género del siglo XVIII, estaban presentes la intención satírica o moralizante en obras como las de Hogarth o Greuze.
En España, Francisco de Goya usó la pintura de género para hacer un estudio oscuro sobre la condición humana, donde plasmó escenas de la vida española, fundamentalmente de la madrileña, como “La Pradera de San Isidro”, “La Cucaña” o “La corrida de toros”.
References:
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