Quién fue Abel
Abel (del hebreo Hevel, que significa ‘vapor’, o ‘aliento’, en referencia a su muerte muy prematura) fue el segundo hijo de Adán y Eva y hermano de Caín. Al contrario de Caín y de su padre Adán que eran agricultores, Abel se hizo pastor, simbolizando así las dos artes esenciales en el momento en que fue escrita su historia. De acuerdo con el relato bíblico del Génesis, Caín habría ofrecido a Dios frutos de la tierra mientras Abel le ofreció corderos primogénitos de su rebaño y las grasas de estos. La Biblia no es explícita en las razones, pero refiere que Dios habrá demostrado preferencia por la oferta de los corderos en detrimento de la oferta de frutos. Al ver que Dios miró favorablemente para la ofrenda de Abel pero no para la de Caín, este último se llenó de cólera y andaba cabizbajo. Posteriormente, y a pesar de la advertencia de Dios, Caín atrajo al hermano al campo donde lo mató. Abel se convierte así en la primera persona que ofrece a Dios un sacrificio animal y en el primer mártir de la violencia religiosa.
A pesar del grave pecado de Caín, Dios lo marca para que él no fuera asesinado por venganza, interrumpiendo así un posible ciclo de violencia, pudiendo esta ser considerada como la principal enseñanza de este episodio bíblico.
Abel vuelve a ser referido diversas veces en el Nuevo Testamento de la Biblia cristiana, presentado como un modelo de mártir que sufre por su fe en Dios. De acuerdo con el Evangelio de Lucas y el Evangelio de Mateo, el propio Jesús habrá dado testimonio de él y de su fe en Dios. En la Carta a los Hebreos, el hijo mártir de Adán es una vez más referido, siendo clasificado como uno de los héroes de la fé, a la vez que Henoc, Noé, Abraham, Sara, Moisés, David, entre otros.