La violencia social es definida por diferentes contornos como guerras, terrorismo, ausencia de cuidados con enfermos en instituciones hospitalarias, entre otros contextos.
Según los estudios llevados a cabo por Minayo (1994) la violencia social es la más antigua de la que hay memoria en la historia de la humanidad, porque ésta viene arrastrando consigo guerras y llevándose vidas a lo largo de toda ella.
En la misma línea de raciocinio Dahlberg y Krug (2006) entienden también que el mayor flagelo asociado a la violencia social es el hecho de que lleva a la pérdida de miles de vidas y que otras tantas acaban con heridas graves que resultan de las agresiones provocadas por la misma que, en la mayoría de las ocasiones, sucede de forma colectiva.
Como tal, también es conocido que el ser humano viene, desde siempre, intentando comprender los orígenes y la naturaleza de la violencia social, en el sentido de intentar, de varias formas atenuarla, prevenirla y, si fuera posible, eliminarla (Minayo, 1994).
Por otro lado y paradójicamente al hecho de que la misma atraviesa toda la línea de la historia y de generaciones, también es sabido que no se trata de un comportamiento inherente al ser humano, por lo tanto, no biológico (Minayo, 1994).
Como el propio nombre indica, de acuerdo con Minayo (1994) la violencia social es biopsicosocial, pero basada en la vida en sociedad.
Comprender el fenómeno de la violencia social, implica, por lo tanto, comprender cuestiones políticas, económicas, morales, de derecho, de psicología, de relaciones humanas, de relaciones institucionales (Minayo, 1994).
De acuerdo con las investigaciones elaboradas por diferentes autores, algunas de las formas que moldean el inicio de este tipo de violencia son la falta de diálogo, de comunicación, de tolerancia, de civilización, entre otras (Minayo, 1994).
Cabe referir que la violencia social asume diferentes formas que nos llegan por los más diversos medios como a través de las noticias en la televisión, en instituciones sociales, como residencias y hospitales, a través de terrorismo, guerras y rebeliones, entre otras formas (Dahlberg, & Krug, 2006).
Por ser un fenómeno asentado en diferentes características, podemos decir que la misma es construida en red (Minayo, 1994).
Debido a sus complejos contornos, la violencia social tiene la “virtud” de afectar gravemente la salud pública porque amenaza la vida del ser humano, altera sus condiciones de salud porque trae la enfermedad y provoca muertes (Minayo, 1994).
Según Dahlberg e Krug (2006) hablando en números, se verifica que la violencia social mata, de media, personas con edades comprendidas entre los 15 y los 44 años en todo el mundo. Los mismos autores indican también que, gran parte de las víctimas son, esencialmente, enfermos que no tienen cómo protegerse y jóvenes desprotegidos (Dahlberg, & Krug, 2006).
Para comprender mejor la forma como la violencia social ataca a la salud, podemos utilizar las palabras de Opas (1993, p. 01, citado por Minayo, 1994, p. 9) defendiendo que “El sector salud constituye la encrucijada para donde confluyen todos los corolarios de la violencia, por la presión que ejercen sus víctimas sobre los servicios de urgencia, de atención especializada, de rehabilitación física, psicológica y de asistencia social”.
Los trabajos de Dahlberg e Krug (2006) estiman, no en términos de números precisos, puesto que esa estimativa no es susceptible de ser calculada, sino en cuestión de gastos en diferentes necesidades de salud pública, que es siempre necesario invertir varios billones de dólares en cuidados de salud, debido a los estragos generados por la violencia social en todo el mundo. Esto es debido a varios factores, entre los cuales el hecho de, cuando la misma es experimentada por un trabajador que sufre daños graves, éste sufre todos los gastos hospitalares, los cuales llevan, consecuentemente, a la ausencia en el puesto de trabajo (Dahlberg, & Krug, 2006). Este es uno de los diferentes puntos de vista que demuestran la destrucción causada por cuestiones de violencia social (Dahlberg, & Krug, 2006).
Conclusión
La violencia social asume diferentes contornos en todo el mundo, por lo que también es sufrida por billones de personas en todo el globo, llegando a provocar, todos los años, números incalculables de muertos y heridos graves. Común a todas las culturas es, no sólo el hecho de ella existir desde siempre, atravesando toda la historia, sino de ser también objetivo de intento de comprensión por diferentes estudiosos a lo largo de toda la historia.
Ella es generada, tal como el nombre indica, por cuestiones sociales, de problemas de comunicación, de ausencia de diálogo, e incluso de medios. Se trata de un problema que puede suceder bajo la forma de guerras, de terrorismo, de lagunas en el sistema de salud, como por ejemplo en instituciones hospitalarias, entre otras.
References:
- Dahlberg, Linda, L., & Krug, Etienne G. Violência: um problema global de saúde pública. Ciência & Saúde Coletiva, vol. 11, 2006, pp.1163-1178. Associação Brasileira de Pós-Graduação em Saúde Coletiva Rio de Janeiro, Brasil;
- Minayo, M.C.S. Social Violence from a Public Health Perspective. Saúde Pública., Rio de Janeiro, 10 (supplement 1): 07-18, 1994.
